MAMI, ¿DÓNDE ESTÁS?

MAMI, ¿DÓNDE STÁS?
Hoy que mi reloj ha marcado la seis de la tarde
Mis pasos lentos recorren la misma calle solitaria y polvorienta
De un pasado que no fue,
De un sueño perdido,
De una niñez olvidada,
Del mismo barrio de San Jerónimo,
¡Si! La misma calle con el mismo niño lloroso de ayer,
Otra vez acurrucado bajo aquella pared amarilla
Testigo mudo del dolor de su alma
Pero ¿que te pasa? le dije
Y clavando la mirada en lo más alto del cielo
¡Culpable son las circunstancias que obligan al hombre a vivir resignado tras perder!
Y doblando la las rodillas en su tierra derrama una lagrima de rabia
Y alza una plegaria este dios endurecido pidiendo por su madre
¡Por que señor me la quitaste!
Y con palabras tiernas entrecortadas me dijo: me duele en el alma el destino que llevo
¡¡Donde están los juramentos de una madre a su hijo!!
Ella me dijo que hay buenos y malos momentos en esta vida y que ante todo es mejor sonreír que llorar…
Me enseño a ser fuerte
Por eso no voy a llorar!! No voy a llorar!!
Prometió estar a mi lado y hoy se ha ido,
Dejándome solo sentado bajo esta pared amarilla,
Por que me dijo que juntos venceríamos las tormentas de nuestra existencia,
Si hoy se ha ido y solo vivo su ausencia,
Quisiera contarle tantas cosas,
Quisiera decirle las cosas que me hacen daño y me entristecen,
Busqué abrigo y no la encontré,
Lloré y no la encontré,
Prometió que juntos estaríamos
Me dijo que yo era su niño…
Tenía la cara marcada por la indiferencia
En ese instante mis ojos se llenaron de lágrimas
Y pude entender el significado de mamá.
Mis pasos lentos recorren la misma calle si otra vez la misma calle
Con el mismo niño de su madre,
Como olvidar que me tomó de la mano y con voz dulce pero rencorosa me dijo:
Si la ves?? Dile que soy su niño!!
Dile que soy el chiquillo que podía llorar en sus brazos,
Dile que aun estoy aquí esperándola
Dile que soy yo quien sufre,
Dile, dile….que aún recuerdo lo que repetía tantas veces:
“Cuando vayas por el sendero de la vida,
Ten cuidado con las piedras que ves,
Porque puedes tropezar y lastimarte
Y si caes es obligación tuya levantarte,
Si en tu camino encuentras espinas,
No te apresures al pasar
¡¡¡No corras!!!
Porque si caes las espinas te marcarán y te dejarán huellas que nunca podrás borrar,
No confíes ni en la sombra que te sigue porque en el menor descuido ya no estará y entonces se habrá burlado de ti,
No desmayes en tu camino porque habremos perdido en pleno campo de batalla...
La lluvia caía lentamente penetrando en lo más profundo de mi alma,
El frío acompañaba mi tristeza,
Y con tanta pena así me alejaba de la misma calle
solitaria y polvorienta donde una vez el mismo
niño de su madre sonreía
¿Su madre? Me preguntan
Sí, lo sé,
Sólo es el recuerdo polvoriento del mismo niño lloroso de ayer.